Recientemente, en el XI Forum Internacional de Jóvenes, el Papa Francisco les invitó a ser el fuego ardiente y transformador que necesita el mundo. Es por ello que quiero iniciar citando estas palabras: “También nosotros, un día, encontramos al Señor en el camino de nuestra vida. Como los discípulos de Emaús, fuimos llamados para llevar la luz de Cristo en la noche del mundo. Ustedes, queridos jóvenes, están llamados a ser la luz en la oscuridad de la noche de tantos compañeros que aún no conocen la alegría de la vida nueva en Jesús.” (Papa Francisco. 2022).

​

Esta alegría de vivir en la luz de Cristo, requiere primero sentir el fuego del amor en el corazón, para así expandirlo con las personas y demás seres vivos con quienes habitamos el planeta; siendo luz incandescente que cotidianamente siembra las semillas para gestar nuevas generaciones más justas y en paz. En esto, los jóvenes de Iglesia tienen un gran poder, pues desde sus experiencias organizativas a lo largo de la historia, han demostrado al mundo que se puede construir la paz, generando procesos de encuentro, diálogo y reconciliación, con la alegría y el compromiso que los caracteriza.

​

Es importante reconocer que, en la construcción de la paz, los jóvenes tienen mayor capacidad de razonamiento y de apertura; así mismo, tienen el poder de ver el horizonte con unos ojos distintos, pues traen una nueva forma de percibir la sociedad y la realidad. Cuando los jóvenes se manifiestan de forma masiva para pedir la paz, queriendo una sociedad distinta, hacen un aporte muy fuerte desde su capacidad de movilización, pues logran llegar a un núcleo muy profundo y cercano donde se construye el tejido social: la familia, la escuela, los ambientes de deporte, arte y cultura. Estos escenarios se configuran como potenciales para vivir una paz que es construcción, en la que se abre la posibilidad de hacer comunidad y ampliar los espacios en los que los jóvenes con acciones, programas y planes demuestran su esencia de actuar desde una fe transformadora y viva.

​

“Piensen esto: en el mundo cada vez más son las divisiones y las divisiones traen guerras, traen enemistad. Y ustedes tienen que ser el mensaje de la unidad.” (Papa Francisco. 2022)

​

El Movimiento de Jóvenes Animadores con una Fe Transformadora - JAFET es unidad, porque promueve que los jóvenes puedan sentirse libres, acogidos y respetados pues es un escenario donde pueden ser ellos mismos, viviendo, construyendo y forjando juntos, siendo artesanos de la reconciliación, de la paz y del perdón. Los jóvenes demuestran que esto es posible con experiencias muy concretas, donde no se habla simplemente, sino que reflejan el propósito que nos ha sugerido el Papa Francisco de una Iglesia en salida, que es capaz de ir al encuentro del otro, involucrando a las comunidades en la puesta en marcha de iniciativas locales para la transformación.

​

La meta de los jóvenes por construir una cultura de paz, significa esencialmente dar un lugar a la dignidad de cada persona, donde los derechos humanos tengan parte central, y la participación de las comunidades sea realmente efectiva; promoviendo desde sus grupos de iglesia procesos que sean estables y autosostenibles, para que niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres, encuentren oportunidades y sus derechos sean reconocidos. Esta es la invitación central para los jóvenes: seguir aportando para que la paz tenga raíces, una paz que sea realmente duradera y pueda llegar a futuras generaciones que la sigan nutriendo y haciendo cada vez más fuerte.

​

En esta labor, la pedagogía cobra un papel muy importante, pues es la que permite deconstruir prácticas y creencias arraigadas frente a la violencia. Es aquí que este material cobra un valor muy significativo, pues permite que los jóvenes encuentren herramientas para ser formadores, siendo esa luz expansiva que lleva la Palabra de Dios a un nivel muy profundo, pues parte de la realidad de las comunidades que habitan, pero también hace visible la fuerza transformadora que puede tener la fe.

​

Esta pedagogía para la paz tiene una fuerza particular, pues invita a que cada joven salga a las calles y desde distintos escenarios como la parroquia, la esquina del barrio, las canchas, los parques, el colegio, fortalezca sus habilidades de mediación y diálogo social, siendo este el camino que propone el Papa en la encíclica Fratelli Tutti: “En el nombre de Dios «asumimos» la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio” (Papa Francisco.2020)

​

Los jóvenes tienen el maravilloso poder de promover el desarrollo de todas las esferas de la vida social. Mediante el diálogo como camino, pueden llegar a la mediación y la reconciliación, construyendo una perspectiva diferente a la que se ha tenido por las dinámicas de los conflictos armados, en la cual se manifiesta un nuevo modelo de sociedad, con relaciones basadas en el reconocimiento de la dignidad humana.

​

Todo esto me llena el corazón de un enorme sentimiento de gratitud; a los jóvenes que están comprometidos con la construcción de un mejor país, les debemos mucho, pues no solo están sembrando las bases para un futuro más justo y en paz, sino que los grupos juveniles se han configurado como un espacio de solidaridad, de protección y seguridad, que aleja a más jóvenes de la posibilidad de entrar en un círculo de violencia, destrucción y muerte, mostrándoles panoramas con mejores oportunidades para la vida, lo que está cambiando la historia familiar y social de muchas comunidades.

​

Es así que FICONPAZ publica este material para las personas que hacen parte de esta Iglesia joven, dinámica y vital, con el fin de que sea interiorizado y replicado en las comunidades por parte de los grupos juveniles, a partir de nuevas herramientas pedagógicas que les permitirá enfrentar los desafíos actuales y del futuro, desde la perspectiva de construcción de paz. Invito a vivenciar las metodologías participativas que acá se presentan, y que demuestran que desde la lúdica, el arte y el deporte, los jóvenes seguirán enseñando a la sociedad que podemos aprender a vivir como una sola humanidad.

​

Bienvenidos y bienvenidas a vivir una Paz a lo Bien.