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“El desafío de la paz total es ganar más credibilidad en la población”: Monseñor Héctor Fabio Henao

Monseñor Henao habló de los retos y avances de los diálogos con el ELN y las disidencias de “Mordisco”.

Transcribimos el artículo publicado en el periódico El Colombiano, el 7 de enero de 2024 - Lea el artículo original acá


Monseñor Henao aseguró que los ceses al fuego tienen que prolongarse para garantizar el bienestar y protección de las comunidades que están en medio del conflicto. FOTO COLPRENSA Foto tomada del artículo publicado en https://www.elcolombiano.com/colombia/entrevista-monsenor-hector-fabio-henao-delegado-iglesia-dialogos-paz-total-eln-CN23484006


Una de las personas que más ha seguido de cerca los diálogos de paz con el ELN y las disidencias de las Farc es monseñor Héctor Fabio Henao. En su papel de delegado de la Iglesia en esos acercamientos de paz, Henao resalta que los ceses al fuego han permitido reducir la exposición a la violencia de comunidades vulnerables, pero reclama que hace falta una atención que sea más integral por parte del Estado colombiano.


En diálogo con EL COLOMBIANO, este representante de la Iglesia alzó su voz en rechazo a la práctica del secuestro y planteó que se deben implementar más acciones que permitan que la ciudadanía conozca en detalle qué es lo que se dialoga con estos grupos ilegales, para fortalecer la legitimidad que la sociedad le da colombiana a estos acercamientos y a la paz total.


Monseñor el año pasado usted decía que sería oportuno que el Gobierno dialogara con varios grupos ilegales al tiempo y así ocurrió con el ELN y las disidencias, ¿qué avances destaca?

“Hay que reconocer que se ha avanzado y ganado terreno a través del cese al fuego con las distintas organizaciones armadas. Ese ejercicio del cese al fuego ha ayudado a disminuir el impacto sobre las comunidades en lo relacionado con las confrontaciones armadas, lo cual nos parece muy importante. La propuesta es seguir haciendo esos ceses más robustos y cualificados, es decir, garantizar hacerlos con una mayor cobertura y un mejor estar de las comunidades”.


¿Hay algún aspecto que le inquiete de la política de paz total del gobierno del Gustavo Petro?

“Creo que hay un desafío importante para la paz total y es ganar mucha más aceptación, legitimidad, credibilidad en la población en general con respecto a los procesos de diálogo. Hay que reconocer que hay que seguir trabajando en que la población conozca y se puede involucrar más, para que se acerque y tenga mucho más conocimiento de qué es lo que se busca. Y, por otra parte, hay que crear otras formas estructurales que faciliten el diálogo manteniendo, por supuesto, lo que es la estructuración política y judicial de nuestro país, el Estado social de derecho porque se trata de actuar dentro de esas condiciones que establece el Estado colombiano”.


Detállenos un poco cuál es el papel que desempeña la Iglesia dentro de esos diálogos de paz...

“A la Iglesia se le ha pedido en ambos casos, en el del ELN y el Estado Mayor Central (disidencias de las Farc), la tarea de monitoreo. Nosotros tenemos un contacto muy fuerte con las comunidades, una relación muy estrecha, histórica, de muchísimo tiempo, de una presencia acompañando a las víctimas, promoviendo el desarrollo, dando espacios de mayor participación ciudadana. Por esa razón, la voz de la Iglesia se ha levantado siempre para llamar la atención a la necesidad de proteger a las comunidades y, por eso, tenemos un papel de monitoreo”.


¿Y qué se hacen dentro de esas actividades de monitoreo?

“Nos encargamos de establecer puentes entre las comunidades y el mecanismo de verificación, de crear condiciones para que la gente sepa de qué se trata y de qué manera desde las comunidades las poblaciones pueden, ellas mismas, comenzar a hacer seguimiento y ahí vendría otra categoría que es la veeduría. Ese ejercicio permite promover que las comunidades, de manera organizada, puedan aportar y, sobre todo, hacer una labor preventiva frente al cese”.


¿Cómo es esa labor preventiva?

“Es una prevención de accidentes e incidentes en el cese al fuego. Cuando las comunidades detectan que hay movimientos o que hay situaciones que pueden desembocar en confrontaciones, entonces se pone esto en conocimiento del mecanismo de verificación, donde están sentados el Gobierno, las Fuerzas Militares y los representantes de las organizaciones armadas. Ahí se ponen en conocimiento esas situaciones para prevenir la confrontación. Una alerta oportuna puede evitar que haya incidentes y, lo más importante, puede salvar vidas”.


En torno a estos ceses al fuego ha habido polémica porque se presentan confrontaciones entre estos grupos ilegales y las comunidades suelen quedar en el medio, ¿esa no es una falencia?

“Estos ceses al fuego han sido definidos de común acuerdo entre las organizaciones armadas y el Gobierno Nacional, y tienen temas muy concretos. Lo que está claro es que la protección de las comunidades tiene que ser el eje, el corazón, de estos ceses. No hemos visto todavía en escena el comportamiento de dos ceses al fuego simultáneos en regiones muy sensibles como Arauca, Cauca y Nariño en particular. Habrá que ver cómo se comportan, pero nosotros vemos que hay un sentir en muchas comunidades de que estos ceses tendrán un impacto positivo”.


Otro asunto espinoso en torno a los ceses tiene que ver con la resistencia del ELN a dejar de secuestrar, ¿cuál es la postura de la Iglesia al respecto?

“Hay temas muy sensibles para la sociedad colombiana como es el secuestro. La Conferencia Episcopal se ha pronunciado en varias ocasiones al respecto y hay un pronunciamiento reciente en el cual se subraya que el secuestro es una actividad moralmente inaceptable, con impactos humanos que no pueden ser aceptados por la sociedad”.


¿Habrá avances en esa materia?

“Es un asunto que está sobre la mesa. Uno de los grupos (las disidencias de alias Iván Mordisco) expresó la voluntad de cesar con los secuestros. El ELN también ha anunciado que lo haría una vez que se renueve el cese al fuego, por lo que dentro de pocas semanas se podría dar la suspensión de esa actividad. Y esperamos que se siga avanzando en esa línea, nos parece supremamente importante garantizar las libertades y los derechos de toda la ciudadanía”.


¿Usted como el delegado de la Iglesia en la Mesa, cómo evalúa los avances con el ELN?

“Con el ELN se ha llegado a cinco ciclos y cada uno ha tenido resultados. Es decir, cada ciclo ha mostrado unos productos concretos, desde revisar los protocolos de funcionamiento de la Mesa, tener una nueva agenda, hacer el diseño de las dinámicas y las acciones humanitarias. Además se creó la instancia de Comité Nacional de Participación (CNP), que asegura la participación de la sociedad civil colombiana en este proceso de construcción de paz con esa organización”.


Los acercamientos con el Clan del Golfo se enfrían cada vez más, ¿qué opina al respecto?

“Nos parecen importantes todos los diálogos. Hay que definir lo específico de cada diálogo, de cada acercamiento. Eso corresponde a las partes, pero la Iglesia está dispuesta a prestar sus buenos oficios donde se lo requiera y, por supuesto, consideramos que todavía hay que avanzar más en el plano de construir a través de diálogos que tengan legitimidad al ser compromisos serios con el país, con la paz, con las comunidades y con las víctimas”.


¿Y qué espera de los grupos que muestran esa voluntad de paz?

“Los diálogos con credibilidad implican que las organizaciones tengan realmente metas concretas de reducir el nivel de sufrimiento de la población y de buscar de todas maneras que salgamos de ese ciclo de violencia, que se rompa ese ciclo de las economías ilícitas para entrar en una economía sana, en la economía que le permita al país avanzar brindando desarrollo a las comunidades. A través del diálogo con legitimidad se puede ir construyendo ese horizonte”.


¿Cómo está la situación del Pacífico, que es uno de los territorios afectados por el conflicto?

“El Pacífico sigue siendo una región de alto interés para la Iglesia especialmente por los asuntos humanitarios. Ha habido avances, se ha pactado con el ELN allí acciones en pro del respeto por los derechos humanos y hace un año hubo allí una caravana humanitaria que visitó el Bajo Calima y el río San Juan para hacer una recopilación de las situaciones que expresaron las comunidades como urgencias mayores en el campo humanitario. Eso es un paso muy positivo”.


¿Y cuáles problemáticas humanitarias requieren ser resueltas con urgencia en ese territorio?

“Hay hechos muy complejos porque hay una diversidad enorme de actores armados en el Pacífico y porque, indudablemente, allí se siguen registrando hechos de mucha gravedad. El año pasado hubo desplazamientos forzados y asesinato de líderes sociales. La situación tiende a complejizarse por épocas y por eso el Pacífico requiere una respuesta integral del Estado”.


¿O sea implementar acciones más allá de los temas de paz?

“Sí, porque cuando hablamos de derechos humanos en el Pacífico hay que ir más allá de la seguridad y protección física a las comunidades, que es fundamental. Pero también se deben atender los problemas relacionados con toda la complejidad de la seguridad humana, es decir, los temas alimentarios, la calidad de vida, la educación, la salud, que son asuntos en los cuales hay un rezago importante”.


¿Qué se ha hablado con el Gobierno para tratar de atender esta situación en el Pacífico?

“Se acordó que es muy importante desarrollar un plan de presencia integral del Estado, que es lo que se ha denominado como acciones y dinámicas humanitarias. La idea es implementar acciones que resuelvan situaciones concretas, transitorias, pero que se enfoquen mucho en lo estructural. Es decir, el Pacífico requiere urgentemente acciones y transformaciones estructurales. Porque si no se tocan estas situaciones estructurales, va a ser muy difícil evitar que se presenten situaciones humanitarias permanentemente”.


¿La apuesta de la vicepresidenta Francia Márquez por esta región ha mostrado resultados?

“La vicepresidenta ha estado comprometida en impulsar un plan específico para el Pacífico, lo cual nos parece de la mayor importancia y relevancia, pero hay un largo camino para recorrer. El Pacífico sigue siendo una región profundamente rezagada y es una situación que no se va a resolver en el corto plazo y que se agrava porque se siguen registrando allí actividades ilícitas muy graves como la minería ilegal, el narcotráfico e incluso, recientemente, el tráfico de seres humanos(migrantes)”.


Autor del arículo: Alejandro Arboleda Hoyos

Artículo publicado en el periódico El Colombiano, el 7 de enero de 2024 - Puede consultar el artículo original acá

 

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